lunes, 28 de septiembre de 2009

HISTORIA VOCACIONAL


Contexto y llamada:

Era un sábado por la tarde del 9 de febrero de 1989, me encontraba haciendo tortillas, mientras esperaba que mi papá y mis hermanos regresaran del campo. Yo empezaba a tomar interes en los oficios domésticos, ya que mis papás decían que para una mujer lo más importante era saber de todo un poquito en cuestión de trabajos, ya que de lo contrario se tiene problemas después con el esposo y los hijos. La idea de aprender de todo me parecía genial. Ese mismo día se aparece un señor pariente de mi mamá, quien me preguntó si me gustaría estudiar, donde estaban unas cuñadas de él, además pronto se iría una de sus hijas. estuve haciendole varias preguntas al respecto ya que me llamaba la atención y sentía mucha curiosidad, a medida que le preguntaba, mi corazón palpitaba con más rapidéz de lo acostumbrado, sin embargo le dije a este señor que eso era muy dificil para mi, porque mi Papá no me dejaría, ya que mis Hnas. mayores ya estaban casadas y yo era la mayor que quedaba en casa y por otra parte mi mamá cada año tenía un hijo más. pero él me dijo: sigalo pensándo y después hablamos.

"Me decía a mí misma" no puedo hacerme ilusiones y hacer castillos en el aire, mis papás nunca lo aceptaran.

la idea de la propuesta no me dejaba en paz en ningún momento, los días pasaban y la idea seguía. Después de un tiempo, desidí contarle a mi Hno. mayor, Noé a quien le tengo mucha confianza. Él se alegró mucho y me dio ánimo diciendo que me apoyaría en todo y que él podía interceder con mis papás. En ese momento sentí una gran confución y no sabía lo que me pasaba. Yo tenía otros planes y mis papás estaban de acuerdo con dichos planes.

No temía en vano, cuando mis papás supieron lo que estaba pasando en mi vida, fue algo terrible, mi papá estaba furioso y no quería saber nada al respecto.

Uno de esos días posteriores, llegaron las Hnas. Franciscanas de la Inmaculada Concepción a la casa a conversar con ellos, mi papá se mostraba tranquilo y les expresó que no tenía inconveniente de que yo pasara un fin de semana con ellas, yo estaba extrañada y no lo podía creer y sentía en el corazón cierta incredulidad de lo que escuchaba. Al despedirse las Hnas. Y salir de la casa, se me quedó mirando fijamente y me dijo: "Flor, si te vas haz cuenta que no tienes papá, ni mamá, ni Hnos." ·yo indignada le dije conque soy sola en este mundo." Para mí fue como si un puñal atravesara mi corazón, pero al mismo tiempo no supe de donde saqué fuerzas en mi interior y le dije: "Con que soy sola en esta vida con mayor razón me voy" les Grité a las Hnas. Que me esperaran un momento, tomé alguna ropa de prisa y salí de mi casa. En ese momento sentí que caminaba en el aire, veía llorar a mi mamá sin parar, pero su llanto no me detuvo, me fui, la Hnas. me preguntaban que pasba, ellas no esperaban una respuesta tan pronta, simplemente le contesté que mis papás y yo desidimos que era mejor que me fuera de una vez con ellas.

Este arranque no fue nada fácil para mí, pero con los días, poco a poco me fui acostumbrando al nuevo estilo de vida en el que nunca me sentí desanimada. En algunos momentos pensaba en mi familia y me preguntaba si ellos me perdonarían el dolor que les había causado, el frustrar los planes con migo, en fin había un sentimeinto que me causaba cierto dolor.

Un buen día escuché el timbre y salí abrir la puerta como de costumbre, y que sorpresa lo que mis ojos vieron. Ahí de pie estaba mi papá, casi muero de susto, lo vi y me expresó su intención en ese momento. Quería que regresara con él a la casa. Yo me mostre firme en mi decisión de quedarme en el convento y alver mi firmeza, no me dijo más nada, lo hice pasar adelante y seguimos conversando de otras cosas. Desde ese momento todo cambió paramí y mientras hablaba con él, en mi interior daba gracias a Dios. Me sentí tranquila ya que todo volvió a la normalidad.

Después de vivir la experiencia por un año en esta Congregación, fui descubriendo que mi vocación para la vida religiosa era firme, pero no era para esta Congregación. Me iba muy bien, tenía buenas relaciones con las Hnas. y con las compañeras, sin embargo sentía que algo me faltaba.

Un día que estabamos en reunión de formandas nos dieron la buena noticia de que nos darían permiso para ir a nuestros hogares durante un mes. Dentro de mi pensé que esa era mi gran oportunidad para hablar con mis papás y las Hnas. Franciscanas de María Inmaculada que vivían en mi Parroquia. Así lo hice pero fui muy cuestionada por ellas y por mi mamá, ya que no entendían mi desición de salir de la Congregación de donde decía estar bien.

Posteriormene aceptaron las Hnas. de mi Parroquia que escribiera al Gobierno Provincial de su Congregación, Franciscanas de María Inmaculada pidiendo el ingreso al aspirantado. La contestación no tardó mucho y mi corazón se llenó de gran alegría al sentirme aceptada por la Congregación a la que creía debí de haber ingresado desde el principio. Pero a la vez me sentía entre la espada y la pared pues no había comunicado mi decisión de salir a las Hnas. de la Congregación donde estaba. Coherente en mi manera de ser, no lo pensé mucho y les di la noticia de mi retiro de su Congregación ya que sentía que el tiempo me apremiaba.

Es así que regresé a la casa de mis papás. En un principio me costó la readaptación pero ya tenía otra visión de las cosas.

Las Hnas. a las que había solicitado mi ingreso a su Congregación me dieron una media beca para que siguiera los estudios y al terminar el año, debía de irme a vivir con ellas un tiempo para experimentar su estilo de vida, y luego viajaría a Panamá donde estan las diferentes casas de formación.

Actitudes con las que di mi respuesta

  • Decidida y valiente al romper con los lazos familiares para seguir este estilo de vida con coraje.
  • Desprendida y comprometida en la vivencia de la pobreza.
  • Abierta a los acontecimientos para percibir el plan de Dios para mí y el aprobechar a lo máximo.
  • Silencio, tristeza y vacío al sentirme sin familia después que tomé mi decisión de seguir a Jesús.
  • Gozo al restablecer mis relaciones familiares.
  • Dependencia de Dios en mis momentos de soledad y tristeza.

Signos de vitalidad y novedades encontradas en la respueta:

  • El estilo de vida diferente a lo que había vivido.
  • La seguridad de mi vocación.
  • El descubrir después de la experiencia con la primera Congregación, que podía escoger la que yo quisiera con libertad.
  • El conocimiento de la espiritualidad franciscana y el carisma.

Facilidades y oportunidades al responder en mi vocación:

  • La presencia de Dios en diferentes acontecimientos, la forma que utilizó sus instrumentos para que yo le respondiera y mi cercanía a él a través de la oración.
  • Mi personalidad valiente y decidida cuando tomé una decisión.
  • La intervención de Dios al restablecer mis relaciones familiares antes de dar un nuevo paso a mi proceso de discernimiento vocacional.
  • La oportunidad de experimentar el estilo de vida religiosa en una Congregación como medio de crecimiento y discernimiento.
  • La acogida recibida por las Hnas. Franciscanas de María Inmaculada cuando solicité ingresar con ellas.
  • El egercer un apostolado en mi propia Parroquia animada por las Hnas. Franciscanas de María Inmaculada después de mi experiencia de discernimiento con las Hnas. Franciscanas de la Inmaculada Concepción y continuar mis estudios.


Dificultades en la respuesta:

  • La mayor dificultad que sentí, y marcó mi vida fue la poca confianza que sentía hacia mis papás para expresar mis sentimientos, ya que la forma de educarnos era através de regaños y castigos fuertes.
  • La actitud agresiva que tomó mi papá después que supo lo de mi vocación, ya que lo que él deceaba era mi matrimonio, o que me fuera para E. U.
  • Ahora después de 18 años de mi primera llamada, a pesar de las dificultades la vida religiosa me ha colmado de muchas alegrías y puedo decir con certeza que Dios no cesa de darme a conocer su belleza através de los conocimientos y mi vida tiene sentido en este estilo de vida, no puedo imaginar otro camino en mi existencia.
  • Doy gracias a Dios por nuestra congregación por haberme llamado a ella y no a otra y quiero ser fiel a mi consagración con la gracia de Dios.